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Acción sindicalImpacto

Nota de prensa de SIMAP: La consellera Barceló debe actuar de forma inmediata para impedir la mercantilización de la salud de los ciudadanos del departamento de Denia y la pérdida de credibilidad del actual gobierno valenciano

By 10 de septiembre de 2021No Comments

Según ha informado la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública (CSUSP), la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) le ha comunicado que la autorización que ha emitido este organismo estatal respecto a la operación de compraventa de acciones de la empresa concesionaria del departamento de salud de Denia «lo es a efectos de la legislación en materia de defensa de la competencia, sin perjuicio de lo dispuesto en otra normativa vigente que pueda resultar de aplicación, como la normativa sectorial de carácter autonómico a la que hacen referencia en su escrito«.

SIMAP ya anunció que el informe de la CNMC sobre la compra accionarial de Ribera Salud a DKV en Marina Salud no haría más que complicar la situación.

Desde SIMAP queremos insistir en que la Conselleria de Sanidad no debe condicionar sus actuaciones por este informe que elude la existencia de la Ley de Salud 2014 y su modificación del 2018, en concreto la cláusula de limitación de concentración en un sólo proveedor, bien sea por nuevas concesiones, bien por compraventas accionariales.

La CNMC, en otras funciones como la regulación de las operaciones en el mercado eléctrico, el del gas y el de los carburantes, etc., tiene la función de vigilancia de que exista una competencia efectiva y una regulación eficiente en todos los mercados y sectores productivos en beneficio de los consumidores y usuarios.

Dudar de la capacidad de aplicación de lo regulado en la ley de Salud implicaría que admite que la CNMC puede cuestionar su capacidad de gobierno en la organización de la sanidad pública, cuyas competencias son autonómicas.

Desgraciadamente, en el momento de la creación de la CNMC en 2007, se olvidaron de incluir a la sanidad pública al asignarle los campos estratégicos a vigilar para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos. Es posible que nadie entendiese que con nuestra sanidad se pudiera hacer negocio y fuera necesario establecer un apartado específico en el mercado de la competencia para evitar oligopolios de concentración de poder empresarial en ella. Pero lo cierto es que la sanidad pública española sí interesa a las empresas y a los fondos «buitre» de inversión, interés que es fácil de deducir, por lo que sí resulta necesario, para garantizar una sanidad pública de calidad y en equidad, protegerla de la mercantilización de la salud en todos los ámbitos geográficos de nuestra comunidad. Esta protección se reguló en la Ley de Salud incluyendo la cláusula de limitación de concentración en un sólo proveedor.

La Consellera Barceló sigue disponiendo de los argumentos sólidos para llevar a cabo la paralización de la operación y para la apertura de un expediente sancionador a Marina Salud. Ojalá nos equivoquemos, pero dudamos que el informe de la abogacía ayude a salvar nuestra sanidad y que, por el contrario, sea un nuevo obstáculo para esa actuación valiente y comprometida que esperamos del gobierno valenciano.

Tras el dictamen de la CNMC, sintiéndose Ribera Salud más apoyada, da por realizada la compra de acciones de Marina Salud. La consellera, en lugar de actuar con contundencia, responde con una afirmación absurda: que necesita un informe para saber si es el gobierno valenciano el que tiene competencias para legislar la forma de gestión de la sanidad pública valenciana, con la finalidad de proteger a los ciudadanos, o esta capacidad la tienen el negocio y la especulación, en base a las normas neoliberales que regulan el mercado, como ya ocurre en la vivienda y la electricidad.

Para SIMAP, el sólo planteamiento de esta duda produce un vértigo delirante. La distopía del mundo de la ciencia ficción ha llegado a la sanidad valenciana y los que nos controlan son los entes financieros, siendo los gobiernos meros títeres y la democracia y el estado social una pantomima. ¿Estamos realmente en este escenario?