Recuperamos un editorial del año 2001 de la revista oficial de la Semfyc, Atención Primaria, publicado recién estrenada la Sentencia del Tribunal de Luxemburgo del Asunto Simap. La actualidad de los problemas que describe hace impensable que sea una publicación de hace 23 años.
Las razones que justifican que los políticos y gestores sanitarios hayan seguido perpetrando durante los últimos 23 años abusos a los profesionales sanitarios, imponiendo jornadas laborales superiores a las máximas permitidas, son lo mucho que les beneficia mantener esta conducta irregular, la ausencia de forma absoluta de mecanismos eficaces de control y vigilancia de la salud laboral en los empleados públicos y que los profesionales sanitarios no hemos sido capaces de defender y priorizar nuestros derechos, cuando de forma tan clara y categórica se pronunció la Sentencia del Asunto Simap en cuanto a la voluntariedad de superar las 48 horas y la necesidad de que la administración solicite por escrito y de forma expresa el consentimiento.
En valencià a continuación del texto en castellano
Aquí el artículo completo:
https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-pdf-S0212656701788543
Consecuencias para la atención primaria de la aplicación de la normativa laboral europea de las 48 horas semanales
Sin duda alguna, nos debemos congratular de que, de una vez por todas, quede claramente explicitado el tiempo máximo de trabajo en atención primaria. Y cabe felicitar a un modesto sindicato (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública, SIMAP) que, sin excesivos recursos, ha logrado que la justicia se defina y marque un límite que hasta la fecha no estaba excesivamente claro.
Este editorial va a intentar aclarar todos los pasos que han conducido a esta sentencia y planteará unos cuantos interrogantes sobre su proceso y resultado.
En primer lugar, cabe plantearnos nuestra actuación como grupo profesional. Todos sabemos que la semFYC no es, ni debe pretender ser, un sindicato. Pero, como la primera asociación de profesionales médicos en nuestro país, se nos debería exigir más presión, más fuerza, más influencia. No es necesario estar representado en una mesa sindical para contribuir a que sus resultados reviertan positivamente en el bienestar profesional del grupo. Está muy bien que planteemos mil y un temas de importancia, que repitamos hasta la saciedad que debemos entrar en la universidad con plenos derechos, que necesitamos un tiempo mínimo digno para atender a cada paciente, que es preciso certificar y recertificar la capacidad asistencial y docente, que necesitamos una carrera profesional que nos estimule adecuadamente, que la consulta no puede tener las cargas burocráticas que padece, etc. Todo eso está muy bien, pero debemos dar un paso hacia delante y convertirnos en un auténtico lobby en el concepto más anglosajón del término: un auténtico grupo de presión para mejorar nuestras condiciones laborales y cumplir nuestras expectativas docentes e investigadoras.
Pues bien, el SIMAP pidió a la justicia local, Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), entre otras cosas, que reconociera las 40 horas semanales como la jornada semanal máxima de trabajo en atención primaria, incluidos los períodos de atención continuada, o subsidiariamente que no excediera de 48 horas, incluidas las horas extraordinarias tal como reconoce una directiva comunitaria del año 1993.
Pero como las cosas no son tan cristalinas como parecen, la justicia autonómica inquirió a la justicia europea si los médicos de atención primaria realizan una actividad similar al transporte por carretera, aéreo, por ferrocarril, de navegación interior, a la pesca marítima, a otras actividades marítimas o son médicos en período de formación, ya que todas estas actividades son las que quedan excluidas de la directiva 93/104 de la CEE relativa a promoverla mejora de la seguridad, la higiene y la salud de los trabajadores.
Y Europa responde y dice que no, que no parece que seamos capitanes de barco. Y entonces la justicia nacional dice que vale, que se lo creen y que, si bien rechazan la petición de establecer una jornada máxima de 40 horas, fijan el límite del tiempo de trabajo en 48 horas semanales.
Es interesante no perder la perspectiva de que, mientras estamos hablando de 48 horas como tope, a partir del 1 de enero del año que viene los hospitales públicos franceses aplicarán las 35 horas a su personal asalariado. Es sorprendente también la actuación de los grandes sindicatos en nuestro país que, al tiempo que reclaman reiteradamente las 35 horas, firman acuerdos que no cumplen este principio.
Sin embargo, el punto 7 del fallo del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE) de 3 de octubre de 2000 sobre la interpretación de las directivas 89/391/CEE y93/104/CE dice textualmente:
«El consentimiento expresado por los interlocutores sindicales en un convenio colectivo no equivale al dado por el propio trabajador.»
Por lo tanto, si prevalece la libertad individual sobre cualquier convenio sindical, el trabajador debe dar su consentimiento explícito para realizar cualquier hora extraordinaria más allá de su jornada laboral.
El real decreto 137/84 español sitúa en 40 horas la jornada semanal de los médicos de atención primaria a la que se adiciona el tiempo dedicado a la atención continuada en su caso, y lo reconoce como hecho probado séptimo la sentencia 13/00 del TSJCV. La misma sentencia en el fundamento de derecho cuarto afirma
«el tiempo dedicado a atención continuada prestado por médicos de equipos de atención primaria en régimen de presencia física en el centro sanitario debe considerarse tiempo de trabajo en su totalidad y, en su caso, horas extraordinarias en el sentido de la directiva 93/104»,
y la sentencia del TJCE en el punto 51 afirma:
«Por lo que respecta a la cuestión de si puede considerarse horas extraordinarias el tiempo dedicado a atención continuada, si bien la directiva 93/104 no define el concepto de hora extraordinaria…, no es menos cierto que las horas extraordinarias de trabajo están comprendidas dentro del concepto de tiempo de trabajo…».
Saquen sus propias conclusiones; ya hay sindicatos que defienden que en España es de aplicación el decreto 137/84, que marca las 40 horas semanales de trabajo, y el resto como horas extraordinarias, e incluso las van a comenzar a reclamar con carácter retroactivo 1,2.
Otro de los puntos fundamentales de ambas sentencias es el reconocimiento expreso de que los médicos tienen la condición de trabajadores turnos y, por consiguiente, se les debe aplicar las medidas de especial protección previamente a la incorporación de este trabajo y periódicamente con posterioridad, tal como indican las directivas europeas 3,4. Esto podría implicarla desaparición del concepto de jornada continua o guardias y la implantación de un régimen turnos con un máximo de horas de trabajo.
A nadie escapa que la aplicación de la sentencia debe provocar una revisión en profundidad del actual sistema organizativo y retributivo. Son necesarias ideas imaginativas que compaginen las necesidades del sistema sanitario con los derechos elementales de los trabajadores.
Se precisa incrementarlas plantillas de los equipos de atención primaria y pagar adecuadamente las horas de atención continuada. La sentencia también encierra varios peligros potenciales, fundamentalmente que se continúe con soluciones parciales –léase refuerzos–, o que en su defecto se contraten empresas externas para llevar a cabo exclusivamente ese trabajo, con la merma en la calidad del servicio que puede representar. Podría suponer una opción muy favorable a la Administración desde el punto de vista económico, y con un crecimiento ininterrumpido del gasto sanitario y unos recursos limitados no sería descabellado pensar seriamente en ello.
Por si todo esto no fuera suficiente, ya vamos encontrando alguna sentencia que insta a retribuir a médicos contratados exclusivamente para realizar servicios de guardia como si desarrollaran una jornada ordinaria de trabajo5.
También es cierto que, dentro de la justicia, no vendría nada mal un movimiento renovador similar al que ha supuesto en nuestro ámbito laboral la «medicina basada en la evidencia», porque lo que dice hoy un juzgado lo puede interpretar mañana otro de forma bien distinta (¿se imaginan una «justicia basada en la evidencia»?).
Es importante no olvidar también que el ámbito de la aplicación de la directiva europea 93/104 es también hospitalaria, aunque haya surgido en atención primaria. Los hospitales pequeños y los servicios con pocos profesionales pueden tener serios problemas si los médicos comienzan a reclamarla aplicación de la sentencia.
La solución pasa también por ampliar plantillas y/o pagar como horas extraordinarias las guardias o la atención continuada, y se corren los mismos riesgos que en primaria. La atención continuada es una de las funciones de los médicos de familia. Siempre que sea posible, se debería realizar por parte de los miembros del propio equipo, pero dadas sus especiales implicaciones tendrían que contar necesariamente con la voluntariedad de los profesionales y, desde luego, con unas condiciones económicas y laborales justas. Ya sabemos que si entran en juego empresas externas los mínimos pueden caer a límites insospechados, pero a nuestro Sistema Nacional de Salud se le debería pedir algo más.
En estos momentos el Consejo Interterritorial del Ministerio de Sanidad ha creado un grupo de trabajo que analiza las consecuencias para el Sistema Nacional de Salud de la famosa sentencia. Esperemos que prime el sentido común y la imaginación y se acometan las reformas necesarias que eviten en el futuro que los juzgados nos digan obviedades sobre cómo y cuánto debemos trabajar.
L. Lizán
Unidad Docente de Medicina de Familia. Valencia.
Bibliografía
1. Valencia no recurre el fallo del TSJ sobre las 48 horas semanales. Diario Médico, 23-11-2000.
2. Benedito J. El final de la jornada ilimitada. Diario Médico, 22-11-2000.
3. Sentencia de 2-11-2000 del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana sobre el conflicto colectivo planteado por el Sindicato de Médicos de Asistencia Pública contra la Conselleria de Sanitat.
4. Sentencia de 3-10-2000 del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas sobre la interpretación de las directivas89/391/CEE y 93/104/CE.
5. Sentencia n.° 9.761/2000 de la Sala Social del Tribunal Superior de Justiciade Cataluña.
Lo que nos muestra la relectura del editorial es que:
Tras 23 años, nada ha cambiado en la
sanidad valenciana:
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Sigue sin implantarse las 35 horas semanales, sin respetarse la jornada máxima de 48 horas semanales.
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Se sigue dando un trato desfavorable a profesionales sanitarios (facultativos y enfermería) con guardias.
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Se sigue sin aplicar los límites máximos de jornada laboral obligatoria marcados por las directivas europeas ni se cumple la jurisprudencia al respecto.
Versió en valencià
SIMAP
Després de 23 anys, res ha canviat en la sanitat valenciana, imposant jornades laborals superiors a les màximes permeses
Recuperem un editorial de l’any 2001 de la revista oficial de la Semfyc, Atenció Primària, publicat acabada d’estrenar la Sentència del Tribunal de Luxemburg de l’Assumpte Simap. L’actualitat dels problemes que descriu fa impensable que siga una publicació de fa 23 anys.
Les raons que justifiquen que els polítics i gestors sanitaris hagen continuat perpetrant durant els últims 23 anys abusos als professionals sanitaris, imposant jornades laborals superiors a les màximes permeses, son el molt que els beneficia mantindre esta conducta irregular, l’absència de manera absoluta de mecanismes eficaços de control i vigilància de la salut laboral en els empleats públics i que els professionals sanitaris no hem sigut capaços de defensar i prioritzar els nostres drets, quan de forma tan clara i categòrica es va pronunciar la Sentència de l’Assumpte Simap quant a la voluntarietat de superar les 48 hores i la necessitat que l’administració sol·licite per escrit i de manera expressa el consentiment.
Ací l’article complet:
https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-pdf-s0212656701788543
Conseqüències per a l’atenció primària de l’aplicació de la normativa laboral europea de les 48 hores setmanals
Sens dubte, ens hem de congratular que, d’una vegada per sempre, quede clarament explicitat el temps màxim de treball en atenció primària. I cal felicitar un modest sindicat (Sindicat de Metges d’Assistència Pública, SIMAP) que, sense excessius recursos, ha aconseguit que la justícia es definisca i marque un límit que fins a la data no era excessivament clar.
Este editorial intentarà aclarir tots els passos que han conduït a esta sentència i plantejarà uns quants interrogants sobre el seu procés i resultat.
En primer lloc, cal plantejar-nos la nostra actuació com a grup professional. Tots sabem que la semFYC no és, ni ha de pretendre ser, un sindicat. Però, com la primera associació de professionals mèdics al nostre país, se’ns hauria d’exigir més pressió, més força, més influència. No és necessari estar representat en una taula sindical per a contribuir al fet que els seus resultats revertisquen positivament en el benestar professional del grup. Està molt bé que plantegem mil i un temes d’importància, que repetim fins a l’avorriment que hem d’entrar en la universitat amb plens drets, que necessitem un temps mínim digne per a atendre cada pacient, que cal certificar i recertificar la capacitat assistencial i docent, que necessitem una carrera professional que ens estimule adequadament, que la consulta no pot tindre les càrregues burocràtiques que pateix, etc. Tot això està molt bé, però hem de fer un pas cap avant i convertir-nos en un autèntic lobby en el concepte més anglosaxó del terme: un autèntic grup de pressió per a millorar les nostres condicions laborals i complir les nostres expectatives docents i investigadores.
Doncs bé, el SIMAP va demanar a la justícia local, Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), entre altres coses, que reconeguera les 40 hores setmanals com la jornada setmanal màxima de treball en atenció primària, inclosos els períodes d’atenció continuada, o subsidiàriament que no excedira de 48 hores, incloses les hores extraordinàries tal com reconeix una directiva comunitària de l’any 1993.
Però com les coses no són tan cristal·lines com semblen, la justícia autonòmica va inquirir a la justícia europea si els metges d’atenció primària realitzen una activitat similar al transport per carretera, aeri, per ferrocarril, de navegació interior, a la pesca marítima, a altres activitats marítimes o són mèdics en període de formació, ja que totes estes activitats són les que queden excloses de la directiva 93/104 de la CEE relativa a promoure-la millora de la seguretat, la higiene i la salut dels treballadors.
I Europa respon i diu que no, que no sembla que siguem capitans de vaixell. I llavors la justícia nacional diu que val, que s’ho creuen i que, si bé rebutgen la petició d’establir una jornada màxima de 40 hores, fixen el límit del temps de treball en 48 hores setmanals.
És interessant no perdre la perspectiva que, mentre estem parlant de 48 hores com a topall, a partir de l’1 de gener de l’any que ve els hospitals públics francesos aplicaran les 35 hores al seu personal assalariat. És sorprenent també l’actuació dels grans sindicats al nostre país que, al mateix temps que reclamen reiteradament les 35 hores, signen acords que no complixen este principi.
No obstant això, el punt 7 de la decisió del Tribunal de Justícia de les Comunitats Europees (TJCE) de 3 d’octubre de 2000 sobre la interpretació de les directives 89/391/CEE y93/104/CE diu textualment:
«El consentiment expressat pels interlocutors sindicals en un conveni col·lectiu no equival al dau pel propi treballador.»
Per tant, si preval la llibertat individual sobre qualsevol conveni sindical, el treballador ha de donar el seu consentiment explícit per a realitzar qualsevol hora extraordinària més enllà de la seua jornada laboral.
El reial decret 137/84 espanyol situa en 40 hores la jornada setmanal dels metges d’atenció primària a la qual s’addiciona el temps dedicat a l’atenció continuada si és el cas, i el reconeix com a fet provat setè la sentència 13/00 del TSJCV. La mateixa sentència en el fonament de dret quart afirma
«el temps dedicat a atenció continuada prestat per metges d’equips d’atenció primària en règim de presència física en el centre sanitari ha de considerar-se temps de treball íntegrament i, si és el cas, hores extraordinàries en el sentit de la directiva 93/104»,
i la sentència del TJCE en el punt 51 afirma:
«Pel que respecta a la qüestió de si pot considerar-se hores extraordinàries el temps dedicat a atenció continuada, si bé la directiva 93/104 no defineix el concepte d’hora extraordinària…, no és menys cert que les hores extraordinàries de treball estan compreses dins del concepte de temps de treball…».
Traguen les seues pròpies conclusions; ja hi ha sindicats que defensen que a Espanya és aplicable el decret 137/84, que marca les 40 hores setmanals de treball, i la resta com a hores extraordinàries, i fins i tot les començaran a reclamar amb caràcter retroactiu 1,2.
Un altre dels punts fonamentals de totes dues sentències és el reconeixement exprés que els metges tenen la condició de treballadors torns i, per consegüent, se’ls ha d’aplicar les mesures d’especial protecció prèviament a la incorporació d’este treball i periòdicament amb posterioritat, tal com indiquen les directives europees 3,4. Això podria implicar-la desaparició del concepte de jornada contínua o guàrdies i la implantació d’un règim torns amb un màxim d’hores de treball.
A ningú escapa que l’aplicació de la sentència ha de provocar una revisió en profunditat de l’actual sistema organitzatiu i retributiu. Són necessàries idees imaginatives que compaginen les necessitats del sistema sanitari amb els drets elementals dels treballadors.
Es requereix incrementar-les plantilles dels equips d’atenció primària i pagar adequadament les hores d’atenció continuada. La sentència també tanca diversos perills potencials, fonamentalment que es continue amb solucions parcials – reforços–, o que en defecte d’això es contracten empreses externes per a dur a terme exclusivament eixe treball, amb el minvament en la qualitat del servici que pot representar. Podria suposar una opció molt favorable a l’Administració des del punt de vista econòmic, i amb un creixement ininterromput de la despesa sanitària i uns recursos limitats no seria desficaciat pensar seriosament en això.
Per si tot això no fora suficient, ja anem trobant alguna sentència que insta a retribuir a metges contractats exclusivament per a realitzar servicis de guàrdia com si desenvoluparen una jornada ordinària de treball5.
També és cert que, dins de la justícia, no vindria res mal un moviment renovador similar al que ha suposat en el nostre àmbit laboral la «medicina basada en l’evidència», perquè el que diu hui un jutjat el pot interpretar demà un altre de forma ben diferent (s’imaginen una «justícia basada en l’evidència»?).
És important no oblidar també que l’àmbit de l’aplicació de la directiva europea 93/104 és també hospitalària, encara que haja sorgit en atenció primària. Els hospitals xicotets i els servicis amb pocs professionals poden tindre seriosos problemes si els metges comencen a reclamar-la aplicació de la sentència.
La solució passa també per ampliar plantilles i/o pagar com a hores extraordinàries les guàrdies o l’atenció continuada, i es corren els mateixos riscos que en primària. L’atenció continuada és una de les funcions dels metges de família. Sempre que siga possible, s’hauria de realitzar per part dels membres del propi equip, però donades les seues especials implicacions haurien de comptar necessàriament amb la voluntarietat dels professionals i, per descomptat, amb unes condicions econòmiques i laborals justes. Ja sabem que si entren en joc empreses externes els mínims poden caure a límits insospitats, però al nostre Sistema Nacional de Salut se li hauria de demanar alguna cosa més.
En estos moments el Consell Interterritorial del Ministeri de Sanitat ha creat un grup de treball que analitza les conseqüències per al Sistema Nacional de Salut de la famosa sentència. Esperem que prevalga el sentit comú i la imaginació i s’escometen les reformes necessàries que eviten en el futur que els jutjats ens diguen obvietats sobre com i quant hem de treballar.
L. Lizán
Unitat Docent de Medicina de Família. València.
Bibliografia
1. València no recorre la decisió del TSJ sobre les 48 hores setmanals. Diari Mèdic, 23-11-2000.
2. Benedito J. El final de la jornada il·limitada. Diari Mèdic, 22-11-2000.
3. Sentència de 2-11-2000 del Tribunal Superior de Justícia de la Comunitat Valenciana sobre el conflicte col·lectiu plantejat pel Sindicat de Metges d’Assistència Pública contra la Conselleria de Sanitat.
4. Sentència de 3-10-2000 del Tribunal de Justícia de les Comunitats Europees sobre la interpretació de les directivas89/391/CEE i 93/104/CE.
5. Sentencia n.° 9.761/2000 de la Sala Social del Tribunal Superior de Justiciade Catalunya.
El que ens mostra la relectura de l’editorial és que:
Després de 23 anys, res ha canviat en la
sanitat valenciana:
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Segueix sense implantar-se les 35 hores setmanals, sense respectar-se la jornada màxima de 48 hores setmanals.
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Se segueix donant un tracte desfavorable a professionals sanitaris (facultatius i infermeria) amb guàrdies.
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Se segueix sense aplicar els límits màxims de jornada laboral obligatòria marcats per les directives europees ni es compleix la jurisprudència sobre aquest tema.
Cuando otros desisten, SIMAP insiste